Sinopsis

Cuando Elliott ve a Catherine por primera vez, el flechazo es instantáneo: nunca había captado con su cámara una imagen tan triste y a la vez tan hermosa. Ambos se consideran unos bichos raros y la conexión que surge entre ellos es muy especial. Sin embargo, cuando ella más lo necesita, Elliott se ve obligado a abandonarla.

Él regresa al cabo de dos años, pero los dos han cambiado: él es la estrella del equipo de fútbol del instituto y ella trabaja a todas horas en la misteriosa casa de huéspedes de su madre. Catherine no le ha perdonado que se fuera, pero Elliott está decidido a reconquistar su amistad... y también su corazón.

Justo cuando Catherine está lista para volver a confiar en Elliott, deberá hacer frente a un terrible secreto que lleva años ocultando y que amenaza con hacer trizas todas sus esperanzas de ser felices juntos.

Autor(a): Jamie McGuire
Título original: All the Little Lights | Traductores: Ana Alcaina
N.° de páginas: 538 | Saga: No
Editorial: AmazonCrossing | ISBN: 9782919803361 | Año de publicación: 2018
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Opinión Personal

Sé que muchas lectoras han adorado a la autora por su serie Los Maddox o la historia Maravilloso desastre, y si bien yo tengo alguno de esos libros esperando su turno desde hace un tiempo, los he dejado aparcado cuando me toca escoger nueva lectura. Probablemente esto se deba a que hace mucho tiempo (tanto que ya no recuerdo donde fue) vi un comentario en el que comparaban el estilo de su serie con la saga After de Anna Todd; como yo no soy de las que empatizaron con esta última no estaba muy entusiasmada con leer a Jamie, craso error.

Sin embargo, cuando vi la portada de Un millón de estrellas me enamoré tan perdidamente de ella que me compré el libro sin pensármelo dos veces, pero quise aguardar para cuando supiera que iba a tener un fin de semana de esos en los que estaríamos mi manta favorita y yo solas sin otra tarea que la de leer sin pausa. Pero sin proponérmelo, ese momento coincidió que el fin previo al día de San Valentín, lo que creí sería perfecto porque tengo como costumbre leer únicamente novelas románticas en esta época en particular. Pero para mi total asombro esta historia no resultó ser lo que yo pensaba que sería, pero por contrario que parezca, en este caso, me dio más de lo que esperaba.

¿Puede ser que una historia que tenga algunos puntos que me encantaron y otros que se tornaron insoportable me haya enganchado tanto? Por increíblemente que parezca, la respuesta es: ¡Sí!

Resumiendo la historia un poquito para ponerlos en contexto diré que esta novela está ambientada en un pueblo perdido en Oklahoma, en el que Catherine y Elliot son dos jóvenes que logran conectar de inmediato en cuanto se conocen, consiguen hacerse muy cercanos y construyen una amistad inquebrantable a pesar de que cada uno está lidiando con sus propios problemas familiares complejos. Pero un día, Elliot se ve obligado a abandonar la ciudad sin avisarle a Catherine, y esta cree que la ha abandonado sin tan siquiera despedirse y en el peor momento de su vida; lo que la obliga a buscar la manera de sobreponerse, olvidarlo y empezar a valerse por sí misma.






Como verán no he adelantado más allá de lo que ya se lee en la sinopsis, debido a que todo esto ocurre en los primeros ocho capítulos del libro. En ese punto la historia ya está presentada y es cuando el argumento comenza a sorprenderme porque empieza a tomar un cariz diferente en el que mi curiosidad por saber cómo iba a terminar el libro se despierta.

Mis sensaciones empezaron a cambiar, y si bien en un principio inicié la lectura buscando una novela romántica juvenil, llegó un momento en el que el romance lo terminé sintiendo ridículo, excesivo y un tanto innecesario; ya que el suspenso toma protagonismo y son los secreto y conflictos secundarios los que fueron robando mi atención.

El discurso está narrado con las voces de ambos protagonistas en primera persona, aunque es Catherine la que lleva la voz cantante y quién más peso tiene en toda la novela. Aquí va el primer atractivo que encontré en la historia: la soledad con la que la autora desarrolla a esta chica es tan fría, melancólica y triste que hay momentos en los que se necesita levantar la vista del libro unos segundos para poder reponerse. Y cuando un autor logra hacer eso, es maravilloso porque está logrando que el lector viva sus personajes.

El clima de esta historia está construidos con tanto talento que uno conecta con los temas delicados que se tratan: el acoso escolar, racismo, maltrato y negligencia familiar. Así que es muy posible que en más de una escena, uno termine con los puños apretados y el corazón en pausa, sintiendo el dolor, el odio y la injusticia.

Catherine es un personaje que muestra una lealtad hacia su madre tan inquebrantable que por momentos se siente asfixiante; esto hizo que ella no tuviera una infancia feliz ni una adolescencia muy típica y como reesultado, solo anhela ser libre y poder irse de ese pueblo. Paradógicamente, es esa misma lealtad la que siente Elliott por Catherine. Él era su único protector, tanto, que podría haber dado su vida antes de dejar que algo le pasara a ella.






La autora hizo un estupendo trabajo al perfilar el personaje de Catherine Calhoun ya que se muestra claramente su intención de lograr que uno como lector sienta lo complicado que es conectar con alguien que solo desea alejar a todos de su lado.

Elliott Youngblood, en cambio, es el opuesto total a ella. Él es dedicado, protector, valiente y con un alma artística que hacen que se le tome cariño fácilmente.

Sin embargo, no todo es maravilloso en esta novela.

Arriba mencioné que hay aspectos que son insoportables, como por ejemplo, hubiera sido ideal que alguien le hubiera hecho una mejor corrección a la historia y borrara esos tramos que la autora no pudo soltar. Aquellos renglones donde la información no suma, sino que termina cansando o saturando al lector.

Además, a mí me debieron información en el epílogo. Creo que esto ocurrió porque en algún momento la autora recordó que esta era una novela de corte juvenil y tuvo que poner un cierre rosa para que sus lectoras habituales no se sintieran defraudadas. Pero para mí, que lo que me enganchó fue el suspenso y el plot twist que me dejó con la boca abierta (créanme que a todos los dejará igual), esperé más para cerrar con broche de oro.

Por eso voy a pedirle a tod@s l@s que hayan leído el libro, o aquell@s que se lo vayan a leer, por favor escríbanme por privado a mi cuenta de instagram (@sweetnbooks) y díganme ¿qué sintieron con esta lectura? Por ahí podremos hablar con spoilers sin problema de desvelarle a nadie el secreto que se oculta en esta historia.

En resumen, empecé Un millón de estrellas con unas expectativas que fueron mutando a medida que fui leyendo, así que terminé más sorprendida por el resultado final que por la idea preconcebida que tenía de la autora. Catherine y Elliot nos cuentan una historia de esas que fluyen con una naturalidad que pareciera ser predestinada y al final Jamie McGuire haciendo alarde de un final totalmente SORPRENDENTE nos deja un profundo y sincero mensaje que invitará a la reflexión de todos.

¿Es un libro bueno o malo? No soy quién para ser tajante con la respuesta. Pero siempre es interesante encontrarse con historias que se salen de la norma y rompen los esquemas.