
Buen dĆa Booklovers
Hace unos dĆas mientras revisaba mi perfil personal de facebook me puse a pensar en una escena que acababa de leer minutos antes entre Savannah y Caleb de Cruzando los lĆmites y caĆ en cuenta en que no me decidĆa cuĆ”l beso entre ellos me gustaba mĆ”s.
Luego pensĆ© que siempre me pasa lo mismo, nunca logro definirme cuĆ”l beso me gusta mĆ”s entre los personajes de un libro. Es por eso que hoy he querido recopilar algunos de esos momentos tan especiales que nos han hecho contener la respiración y sonreĆr como tontas cuando los leemos.
«Savannah abrió la boca para contestar, pero no pudo. Estaba atrapada en aquellos ojos oscuros y maliciosos, y su aliento sobre el rostro no la dejaba pensar. Se mordió el labio hasta hacerse daƱo.
—No hagas eso —musitó Ć©l con una advertencia en los ojos.
—¿El quĆ©? —Se humedeció los labios resecos.
—¡Joder, eso! —gimió Caleb con la respiración acelerada.
La agarró por el cuello y la besó en la boca, anhelante, intenso y lleno de pasión. La atrajo con firmeza hacia él. Entreabrió los labios y su lengua rozó los de ella, incitÔndola a abrir la boca. Ella separó los labios con un gemido y se estremeció cuando él la tomó por completo, incapaz de pensar, solo consciente de su sabor. Su lengua la provocaba y la saboreaba con avidez, mientras la apretaba contra sus caderas. La besó con mÔs fuerza, exigiendo la respuesta que estaba provocando en ella.
Asustada y excitada, Savannah dejó de contenerse. Sus manos se movieron con vida propia, deslizĆ”ndose por sus bĆceps. Le recorrieron los hombros, el cuello y se enredaron en su pelo. Emitió un profundo gemido y contuvo el aliento un segundo. Su pecho subĆa y bajaba cada vez mĆ”s rĆ”pido, sorprendida de su propia respuesta. La toalla continuaba en su sitio porque la presión entre sus cuerpos no la dejaba caer. Ćl aflojó un poco y convirtió el beso en un baile lento y mucho mĆ”s profundo. Dios, nunca la habĆan besado asĆ. Susurró su nombre con un quejido cuando Ć©l le mordió el labio inferior y volvió a sumergirse en su boca con una pereza premeditada que le aflojó todas las articulaciones. Los besos se tornaron mĆ”s lentos hasta que rompieron el contacto por la falta de aire.»
«Lo besĆ©, para ver si asĆ volvĆa. Lo besĆ© y posĆ© mis labios en los suyos de modo que nuestras respiraciones se entremezclaron y las lĆ”grimas de mis ojos se convirtieron en sal en su piel, y me dije a mĆ misma que, en algĆŗn lugar, unas diminutas partĆculas de Ć©l serĆan parte de mĆ, ingeridas, tragadas, vivas, perpetuas. Quise apretar mi cuerpo por completo contra Ć©l. Quise inspirarle un deseo. Quise entregarle toda la vida que sentĆa y obligarle a vivir.
ComprendĆ que tenĆa miedo a vivir sin Ć©l. ¿Cómo es que tienes el derecho a destrozarme la vida, quise preguntarle, pero yo no tengo ningĆŗn poder en la tuya?
Pero se lo habĆa prometido.
Asà que lo abracé, Will Traynor, experto exnegociador en Londres, exsubmarinista temerario, deportista, viajero, amante. Lo abracé con fuerza y no dije nada, sin dejar de decirle en silencio que era amado. Oh, pero cómo era amado.
Ni siquiera sĆ© cuĆ”nto tiempo permanecimos asĆ. Yo era vagamente consciente de una conversación al otro lado de la puerta, del ruido de los zapatos, del campanario de una iglesia distante que repicaba en algĆŗn lugar. Por fin, notĆ© que exhalaba un gran suspiro, casi un estremecimiento, y apartó la cabeza apenas un centĆmetro para que nos viĆ©ramos con claridad.»
«—¿QuĆ© estĆ”s haciendo?
—No lo sĆ©. Te toco. —Ascendió por el mentón y las mejillas, despacio, disfrutando del recorrido, como si estuviese dibujĆ”ndola con los dedos en su memoria. Limpió las lĆ”grimas que todavĆa brillaban sobre su piel, eliminando aquel rastro de dolor—. Y creo que voy a besarte.
—Mike…
—¿Te apartarĆ”s si lo hago?
—TendrĆ”s que arriesgarte.
Lo hizo. Arriesgó.
Fue un beso tierno, hĆŗmedo, lento. Mike atrapó aquellos labios entre los suyos y mordisqueó con cuidado la piel suave y deliciosa mientras Rachel gemĆa en su boca.
Estaba perdiendo el control. TenĆa la certeza de que aquello no era lo correcto; no para ella, al menos, pero la deseaba mĆ”s que nada en el mundo. Y, por eso mismo, temĆa arrastrarla a su infierno. Ella merecĆa algo mejor, mĆ”s estable.
Mike desechó la llamada de su conciencia y profundizó el beso ignorando el intenso dolor que sentĆa en el labio a causa de la reciente herida, y acunó su rostro con ambas manos, trazando pequeƱos cĆrculos con el pulgar sobre su mejilla. No querĆa perderla. TodavĆa no.»
«—Es como si viviera bajo un cielo gris de nubes cargadas de lluvia. EstĆ”n ahĆ arriba, sobre mi cabeza, conteniĆ©ndose, esperando para liberar toda su furia… Y sĆ© que tiene que ocurrir. Solo tengo que ser paciente, sobrevivir en este espacio gris que es mi hogar y mi mundo. AlgĆŗn dĆa, en algĆŗn momento, la tormenta estallarĆ”. Y yo abrirĆ© los brazos y mirarĆ© al cielo, dejarĆ© que el agua me empape… y serĆ© libre por fin.
Ana traga saliva y se le escapa una lƔgrima. Me inclino y poso los labios en su mejilla para secar el rastro que va dejando. Ella no se aparta.
—Leo… —me llama, me busca.
Cuando nuestras bocas se encuentran, veo una luz al final de mi tĆŗnel. Ella es suave y dulce, tan perfecta que me duele. Mi corazón bombea tan fuerte en el pecho que tengo miedo de que se dĆ© cuenta de que me aterra su simple contacto. Ella es la novia de Mike, seguro que estĆ” comparando nuestros besos. Yo nunca he besado a nadie. Me da miedo decepcionarla, que no encuentre en mĆ lo que ha encontrado en chicos como Mike. Pero me aterra mĆ”s que quiera apartarse…
Por suerte, no lo hace.»
«AlcĆ© la mirada hacia Ć©l y pensĆ© que no estaba bien besar a alguien en la casa de Ana Frank, pero luego pensĆ© que, al fin y al cabo, Ana Frank besó a alguien en la casa de Ana Frank, y que seguramente nada le habrĆa gustado mĆ”s para su casa que verla convertida en un lugar en el que jóvenes irreparablemente destrozados se abandonan al amor.
Otto Frank decĆa en el vĆdeo, en su inglĆ©s con acento: «Debo decir que me sorprendió mucho que los pensamientos de Ana fueran tan profundos».
Nos besamos. SoltĆ© el carrito del oxĆgeno y le pasĆ© la mano por la nuca, y Ć©l me alzó por la cintura hasta dejarme de puntillas. Cuando sus labios entreabiertos rozaron los mĆos, empecĆ© a sentir que me faltaba la respiración, pero de una manera nueva y fascinante. El mundo que nos rodeaba se esfumó, y por un extraƱo momento me gustó realmente mi cuerpo. De pronto, aquel cuerpo destrozado por el cĆ”ncer que llevaba aƱos arrastrando parecĆa merecer la batalla, los tubos en el pecho, las cĆ”nulas y la incesante traición de los tumores.»
«En ese instante se oyó un fuerte estrĆ©pito: Hermione habĆa soltado los colmillos de basilisco que llevaba en los brazos. Corrió hacia Ron, se le echó al cuello y le plantó un beso en la boca. El chico soltó tambiĆ©n los colmillos y la escoba y le devolvió el beso con tanto entusiasmo que la levantó del suelo.
—¿Os parece que es el momento mĆ”s oportuno? —preguntó Harry con un hilo de voz, y como no le hicieron ni caso, sino que se abrazaron aĆŗn mĆ”s fuerte y se balancearon un poco, les gritó—: ¡Eh! ¡Que estamos en guerra!
Ambos se separaron un poco, pero siguieron abrazados.
—Ya lo sĆ©, colega —dijo Ron con cara de atontado, como si acabaran de darle en la cabeza con una bludger—. Precisamente por eso. O ahora o nunca, ¿no?
—¡Piensa en el Horrocrux! —le soltó Harry—. ¿Crees que podrĆ”s aguantarte hasta que consigamos la diadema?
—SĆ, claro, claro. Lo siento —se disculpó Ron, y con Hermione, ambos ruborizados, se ocuparon de recoger los colmillos del suelo.»
«Aun asĆ tuve que hacerlo, porque querĆa comprobarlo; querĆa saber si empezaba a ser capaz de sentir algo nuevo, pero sobre todo, lo hice porque ya empezaba a asomarse en serio la nueva Daniela y ella querĆa hacerlo y no arrepentirse despuĆ©s de no haberlo intentado. Y quĆ© coƱo, que nos lo merecĆamos.
—¿Vale, Dana?
—SĆ, de verdad. Solo dĆ©jame comprobar una cosa.
Luca asintió con la cabeza, yo alcĆ© la mĆa y lo besĆ©. Al principio se tensó y apretó mi cuerpo con la mano que seguĆa sobre mi hombro, pero al instante sentĆ cómo se relajaba bajo mis manos, que lo sujetaban por las mejillas, abrió la boca y su lengua se internó en la mĆa; y, aunque pudiera parecerlo, no fue un beso sexual, ni siquiera me invadió un deseo mayor de tocarlo. Fue un beso bonito, con sentimiento, un beso que le di a Luca porque querĆa hacerlo, porque las otras tres veces que nos habĆamos besado lo hice con la intención de cabrear a MartĆn y no de besarlo a Ć©l, pero ese sĆ. Ese fue mi primer beso con Luca. Porque nos merecĆamos un beso que solo fuera nuestro.»
«—SuĆ©ltame.
Liam se ahoga, el corazón le late tan fuerte que incluso yo puedo sentirlo. Harto de tantas dudas y de esa tensión que existe entre nosotros, siento el instante exacto en que se rinde.
Liam me besa.
Nuestros alientos se rozan, el corazón de Liam se afloja un segundo y despuĆ©s recupera el pulso, nuestras bocas se encuentran. Me sujeta con fuerza, suspira, sonrĆe y sigue besĆ”ndome. Yo tiemblo en sus brazos. Liam me estĆ” besando. CreĆ que no volverĆa a hacerlo nunca y ahora me pregunto cómo podrĆa haber seguido con vida sin este beso. Tengo el cuerpo pegado al de Ć©l y lo beso ansiosa, furiosa, mordiĆ©ndole, sujetĆ”ndole para que no se aparte. Pero de repente el beso de Liam se vuelve dulce, tierno, incluso inseguro. Doloroso. Me recorre los labios con la lengua, dejo que note mis miedos y mis dudas, me acaricia la mejilla con la mano y yo enredo los dedos en su pelo. Liam baja las manos por mis brazos y las detiene en mi cintura. No quiere soltarme. No quiero que me suelte.
Entonces noto que se tensa un segundo y, cuando suelta el aliento, me besa durante un instante como me besó una vez aquĆ mismo. Es un beso lleno de recuerdos...»
«Nos miramos. Es de noche y las luces de la avenida principal de la ciudad brillan por todas partes. Se escucha el vocerĆo de la gente que se acerca a ver el espectĆ”culo del Bellagio. Las luces y el movimiento del agua se reflejan en los ojos grandes y color caramelo de Gabriel, que se inclina hacia mĆ. A pesar de que sĆ© que me va a besar, me sobresalto cuando vuelve a acercarse un poco mĆ”s. Cierro los ojos y sus labios se aprietan sobre los mĆos. Oh, Dios…, Gabriel me estĆ” besando.
Que deje de girar el mundo, por favor, porque Gabriel me estĆ” besando. Y no es uno de esos besos que te das con un amigo, porque sus labios se resbalan de pronto de entre los mĆos, humedecidos. Lanzo los brazos alrededor de su cuello y Ć©l me abraza con fuerza mientras abre ligeramente la boca. Su lengua acaricia la mĆa y sus manos se meten entre mi pelo. Soy consciente de cada partĆcula de mi ser, de cada respiración y milĆmetro de mi piel. Creo que voy a correrme cuando su mano derecha baja de mi cintura hasta cogerme el trasero y me apriete contra Ć©l. Su lengua baila despacio con la mĆa, casi tĆmidamente, haciendo de este beso lo mĆ”s parecido que conozco a un beso de amor. Ćlvaro dijo que me darĆa un beso de amor pero… no fue asĆ. Ni siquiera se le pareció. Con este el mundo al completo ha desaparecido. No hay fuente, no hay gente, no hay sonido alguno. Y cuando se termina y nos quedamos abrazados, casi siento ganas de llorar, porque quiero encontrar una excusa para poder volver a hacerlo. Gabriel suspira. —Es evidente que si no te quisiera tanto, esto iba a terminar en nuestra habitación.
SonrĆo con tristeza.
—No ha sido un beso de amor —susurro mientras lo abrazo mĆ”s para convencerme a mĆ misma que a Ć©l.
—QuĆ© mala suerte —susurra Ć©l tambiĆ©n—. No es ese tipo de amor.
SĆ, quĆ© mala suerte. Joder, Silvia, se veĆa venir…»
«
Nos estamos besando como locos. Como si nuestras vidas dependieran de ello. Su lengua entra en mi boca, suavemente pero con exigencia. Esto no se parece a ninguna experiencia previa. De repente entiendo por quĆ© la gente compara besarse con derretirse, porque cada centĆmetro de mi cuerpo se disuelve en el suyo. Mis dedos le cogen el pelo, acercĆ”ndolo. Mis venas vibran y mi corazón explota. Nunca habĆa querido a nadie asĆ. Nunca.
Ćl me empuja y nos tumbamos en el suelo, liĆ”ndonos delante de los niƱos con sus globos rojos y de los abuelos con sus partidas de ajedrez y de los turistas con sus mapas. Pero me da igual. Toda esta gente me da igual.
Lo Ćŗnico que quiero es a Ćtienne.
El peso de su cuerpo sobre el mĆo es extraordinario. Lo siento, entero, presionando el mĆo. Inhalo su crema de afeitar, su champĆŗ, y todos esos olores adicionales que son… Ć©l. El olor mĆ”s delicioso que podrĆa imaginar.
Quiero respirarlo, lamerlo, comerlo, beberlo. Sus labios saben a miel. Sus mejillas estĆ”n cubiertas por una barba de dos dĆas que me rasca la cara, pero me da igual, no me importa. Me siento genial. Sus manos estĆ”n en todas partes y aunque su boca ya estĆ” sobre la mĆa, lo quiero mĆ”s y mĆ”s cerca todavĆa.
Y de repente se detiene. Por instinto. Su cuerpo estĆ” rĆgido.»
Este Ćŗltimo libro es un beso prestado por una gran amiga que al comentarle que querĆa hacer esta entrada me dijo que debĆa incluir los besos entre Anna y Ćtienne. Cuando tuve que hacer la bĆŗsqueda de algĆŗn beso entre ellos me picó tanto la curiosidad que terminĆ© comprando el libro y es seguro que pronto lo leerĆ©.
Pude incluir mÔs besos, pero creo que la entrada se estaba haciendo bastante larga, asà que considero que quizÔs en un futuro haga una segunda entrega e incluya otros tantos que recuerdo con mucho cariño pero que se han tenido que quedar por fuera en esta ocasión.
Hace unos dĆas mientras revisaba mi perfil personal de facebook me puse a pensar en una escena que acababa de leer minutos antes entre Savannah y Caleb de Cruzando los lĆmites y caĆ en cuenta en que no me decidĆa cuĆ”l beso entre ellos me gustaba mĆ”s.
Luego pensĆ© que siempre me pasa lo mismo, nunca logro definirme cuĆ”l beso me gusta mĆ”s entre los personajes de un libro. Es por eso que hoy he querido recopilar algunos de esos momentos tan especiales que nos han hecho contener la respiración y sonreĆr como tontas cuando los leemos.


—No hagas eso —musitó Ć©l con una advertencia en los ojos.
—¿El quĆ©? —Se humedeció los labios resecos.
—¡Joder, eso! —gimió Caleb con la respiración acelerada.
La agarró por el cuello y la besó en la boca, anhelante, intenso y lleno de pasión. La atrajo con firmeza hacia él. Entreabrió los labios y su lengua rozó los de ella, incitÔndola a abrir la boca. Ella separó los labios con un gemido y se estremeció cuando él la tomó por completo, incapaz de pensar, solo consciente de su sabor. Su lengua la provocaba y la saboreaba con avidez, mientras la apretaba contra sus caderas. La besó con mÔs fuerza, exigiendo la respuesta que estaba provocando en ella.
Asustada y excitada, Savannah dejó de contenerse. Sus manos se movieron con vida propia, deslizĆ”ndose por sus bĆceps. Le recorrieron los hombros, el cuello y se enredaron en su pelo. Emitió un profundo gemido y contuvo el aliento un segundo. Su pecho subĆa y bajaba cada vez mĆ”s rĆ”pido, sorprendida de su propia respuesta. La toalla continuaba en su sitio porque la presión entre sus cuerpos no la dejaba caer. Ćl aflojó un poco y convirtió el beso en un baile lento y mucho mĆ”s profundo. Dios, nunca la habĆan besado asĆ. Susurró su nombre con un quejido cuando Ć©l le mordió el labio inferior y volvió a sumergirse en su boca con una pereza premeditada que le aflojó todas las articulaciones. Los besos se tornaron mĆ”s lentos hasta que rompieron el contacto por la falta de aire.»


ComprendĆ que tenĆa miedo a vivir sin Ć©l. ¿Cómo es que tienes el derecho a destrozarme la vida, quise preguntarle, pero yo no tengo ningĆŗn poder en la tuya?
Pero se lo habĆa prometido.
Asà que lo abracé, Will Traynor, experto exnegociador en Londres, exsubmarinista temerario, deportista, viajero, amante. Lo abracé con fuerza y no dije nada, sin dejar de decirle en silencio que era amado. Oh, pero cómo era amado.
Ni siquiera sĆ© cuĆ”nto tiempo permanecimos asĆ. Yo era vagamente consciente de una conversación al otro lado de la puerta, del ruido de los zapatos, del campanario de una iglesia distante que repicaba en algĆŗn lugar. Por fin, notĆ© que exhalaba un gran suspiro, casi un estremecimiento, y apartó la cabeza apenas un centĆmetro para que nos viĆ©ramos con claridad.»


—No lo sĆ©. Te toco. —Ascendió por el mentón y las mejillas, despacio, disfrutando del recorrido, como si estuviese dibujĆ”ndola con los dedos en su memoria. Limpió las lĆ”grimas que todavĆa brillaban sobre su piel, eliminando aquel rastro de dolor—. Y creo que voy a besarte.
—Mike…
—¿Te apartarĆ”s si lo hago?
—TendrĆ”s que arriesgarte.
Lo hizo. Arriesgó.
Fue un beso tierno, hĆŗmedo, lento. Mike atrapó aquellos labios entre los suyos y mordisqueó con cuidado la piel suave y deliciosa mientras Rachel gemĆa en su boca.
Estaba perdiendo el control. TenĆa la certeza de que aquello no era lo correcto; no para ella, al menos, pero la deseaba mĆ”s que nada en el mundo. Y, por eso mismo, temĆa arrastrarla a su infierno. Ella merecĆa algo mejor, mĆ”s estable.
Mike desechó la llamada de su conciencia y profundizó el beso ignorando el intenso dolor que sentĆa en el labio a causa de la reciente herida, y acunó su rostro con ambas manos, trazando pequeƱos cĆrculos con el pulgar sobre su mejilla. No querĆa perderla. TodavĆa no.»

Ana traga saliva y se le escapa una lƔgrima. Me inclino y poso los labios en su mejilla para secar el rastro que va dejando. Ella no se aparta.
—Leo… —me llama, me busca.
Cuando nuestras bocas se encuentran, veo una luz al final de mi tĆŗnel. Ella es suave y dulce, tan perfecta que me duele. Mi corazón bombea tan fuerte en el pecho que tengo miedo de que se dĆ© cuenta de que me aterra su simple contacto. Ella es la novia de Mike, seguro que estĆ” comparando nuestros besos. Yo nunca he besado a nadie. Me da miedo decepcionarla, que no encuentre en mĆ lo que ha encontrado en chicos como Mike. Pero me aterra mĆ”s que quiera apartarse…
Por suerte, no lo hace.»


Otto Frank decĆa en el vĆdeo, en su inglĆ©s con acento: «Debo decir que me sorprendió mucho que los pensamientos de Ana fueran tan profundos».
Nos besamos. SoltĆ© el carrito del oxĆgeno y le pasĆ© la mano por la nuca, y Ć©l me alzó por la cintura hasta dejarme de puntillas. Cuando sus labios entreabiertos rozaron los mĆos, empecĆ© a sentir que me faltaba la respiración, pero de una manera nueva y fascinante. El mundo que nos rodeaba se esfumó, y por un extraƱo momento me gustó realmente mi cuerpo. De pronto, aquel cuerpo destrozado por el cĆ”ncer que llevaba aƱos arrastrando parecĆa merecer la batalla, los tubos en el pecho, las cĆ”nulas y la incesante traición de los tumores.»


—¿Os parece que es el momento mĆ”s oportuno? —preguntó Harry con un hilo de voz, y como no le hicieron ni caso, sino que se abrazaron aĆŗn mĆ”s fuerte y se balancearon un poco, les gritó—: ¡Eh! ¡Que estamos en guerra!
Ambos se separaron un poco, pero siguieron abrazados.
—Ya lo sĆ©, colega —dijo Ron con cara de atontado, como si acabaran de darle en la cabeza con una bludger—. Precisamente por eso. O ahora o nunca, ¿no?
—¡Piensa en el Horrocrux! —le soltó Harry—. ¿Crees que podrĆ”s aguantarte hasta que consigamos la diadema?
—SĆ, claro, claro. Lo siento —se disculpó Ron, y con Hermione, ambos ruborizados, se ocuparon de recoger los colmillos del suelo.»


—¿Vale, Dana?
—SĆ, de verdad. Solo dĆ©jame comprobar una cosa.
Luca asintió con la cabeza, yo alcĆ© la mĆa y lo besĆ©. Al principio se tensó y apretó mi cuerpo con la mano que seguĆa sobre mi hombro, pero al instante sentĆ cómo se relajaba bajo mis manos, que lo sujetaban por las mejillas, abrió la boca y su lengua se internó en la mĆa; y, aunque pudiera parecerlo, no fue un beso sexual, ni siquiera me invadió un deseo mayor de tocarlo. Fue un beso bonito, con sentimiento, un beso que le di a Luca porque querĆa hacerlo, porque las otras tres veces que nos habĆamos besado lo hice con la intención de cabrear a MartĆn y no de besarlo a Ć©l, pero ese sĆ. Ese fue mi primer beso con Luca. Porque nos merecĆamos un beso que solo fuera nuestro.»


Liam se ahoga, el corazón le late tan fuerte que incluso yo puedo sentirlo. Harto de tantas dudas y de esa tensión que existe entre nosotros, siento el instante exacto en que se rinde.
Liam me besa.
Nuestros alientos se rozan, el corazón de Liam se afloja un segundo y despuĆ©s recupera el pulso, nuestras bocas se encuentran. Me sujeta con fuerza, suspira, sonrĆe y sigue besĆ”ndome. Yo tiemblo en sus brazos. Liam me estĆ” besando. CreĆ que no volverĆa a hacerlo nunca y ahora me pregunto cómo podrĆa haber seguido con vida sin este beso. Tengo el cuerpo pegado al de Ć©l y lo beso ansiosa, furiosa, mordiĆ©ndole, sujetĆ”ndole para que no se aparte. Pero de repente el beso de Liam se vuelve dulce, tierno, incluso inseguro. Doloroso. Me recorre los labios con la lengua, dejo que note mis miedos y mis dudas, me acaricia la mejilla con la mano y yo enredo los dedos en su pelo. Liam baja las manos por mis brazos y las detiene en mi cintura. No quiere soltarme. No quiero que me suelte.
Entonces noto que se tensa un segundo y, cuando suelta el aliento, me besa durante un instante como me besó una vez aquĆ mismo. Es un beso lleno de recuerdos...»


Que deje de girar el mundo, por favor, porque Gabriel me estĆ” besando. Y no es uno de esos besos que te das con un amigo, porque sus labios se resbalan de pronto de entre los mĆos, humedecidos. Lanzo los brazos alrededor de su cuello y Ć©l me abraza con fuerza mientras abre ligeramente la boca. Su lengua acaricia la mĆa y sus manos se meten entre mi pelo. Soy consciente de cada partĆcula de mi ser, de cada respiración y milĆmetro de mi piel. Creo que voy a correrme cuando su mano derecha baja de mi cintura hasta cogerme el trasero y me apriete contra Ć©l. Su lengua baila despacio con la mĆa, casi tĆmidamente, haciendo de este beso lo mĆ”s parecido que conozco a un beso de amor. Ćlvaro dijo que me darĆa un beso de amor pero… no fue asĆ. Ni siquiera se le pareció. Con este el mundo al completo ha desaparecido. No hay fuente, no hay gente, no hay sonido alguno. Y cuando se termina y nos quedamos abrazados, casi siento ganas de llorar, porque quiero encontrar una excusa para poder volver a hacerlo. Gabriel suspira. —Es evidente que si no te quisiera tanto, esto iba a terminar en nuestra habitación.
SonrĆo con tristeza.
—No ha sido un beso de amor —susurro mientras lo abrazo mĆ”s para convencerme a mĆ misma que a Ć©l.
—QuĆ© mala suerte —susurra Ć©l tambiĆ©n—. No es ese tipo de amor.
SĆ, quĆ© mala suerte. Joder, Silvia, se veĆa venir…»


Ćl me empuja y nos tumbamos en el suelo, liĆ”ndonos delante de los niƱos con sus globos rojos y de los abuelos con sus partidas de ajedrez y de los turistas con sus mapas. Pero me da igual. Toda esta gente me da igual.
Lo Ćŗnico que quiero es a Ćtienne.
El peso de su cuerpo sobre el mĆo es extraordinario. Lo siento, entero, presionando el mĆo. Inhalo su crema de afeitar, su champĆŗ, y todos esos olores adicionales que son… Ć©l. El olor mĆ”s delicioso que podrĆa imaginar.
Quiero respirarlo, lamerlo, comerlo, beberlo. Sus labios saben a miel. Sus mejillas estĆ”n cubiertas por una barba de dos dĆas que me rasca la cara, pero me da igual, no me importa. Me siento genial. Sus manos estĆ”n en todas partes y aunque su boca ya estĆ” sobre la mĆa, lo quiero mĆ”s y mĆ”s cerca todavĆa.
Y de repente se detiene. Por instinto. Su cuerpo estĆ” rĆgido.»

Este Ćŗltimo libro es un beso prestado por una gran amiga que al comentarle que querĆa hacer esta entrada me dijo que debĆa incluir los besos entre Anna y Ćtienne. Cuando tuve que hacer la bĆŗsqueda de algĆŗn beso entre ellos me picó tanto la curiosidad que terminĆ© comprando el libro y es seguro que pronto lo leerĆ©.
Pude incluir mÔs besos, pero creo que la entrada se estaba haciendo bastante larga, asà que considero que quizÔs en un futuro haga una segunda entrega e incluya otros tantos que recuerdo con mucho cariño pero que se han tenido que quedar por fuera en esta ocasión.
¿QuĆ© les han parecido estos besos? ¿Recuerdan algĆŗn otro que las haya emocionado?
¡Hola! ^^
ResponderEliminarNo sĆ© si quedarme con el beso de "Yo antes de ti" o el de "Bajo la misma estrella, porque ambos me encantaron, al igual que los libros. El de Ron y Hermione tambiĆ©n me gustó mucho, sobre todo porque fue un beso muy esperado. ParecĆa que no iba a llegar nunca. En cuanto al resto de besos, tengo ganas de descubrirlos, porque todavĆa no he leĆdo los libros.
Besitos!
Precioso articulo š
ResponderEliminarhola,
ResponderEliminaryo me quedo con el beso de Cruzando los limites, me puso la piel de gallina jajajaj Lo que mas me gusta de la entrada es que he leido la mayoria d elos libros jejejej que alegria
besos
Me ha encantado esta entrada. Muy original por cierto. Con las que has puesto me quedo con Caleb y Savannah aunque en este preciso momento estoy leyendo la Saga Covenant y los besos entre Aiden y Ćlex me encantan...
ResponderEliminarTe invito a que pases por mi blog. Estoy haciendo un sorteo
https://magicalthingsbymiri.blogspot.com.es/
Un beso y mucha suerte ;)
¡Hola!
ResponderEliminar¡Muy buena entrada! Yo me quedo con el de Cruzando los lĆmites. ;)
Besos.
De los que pones, solo he leĆdo el de Herbarium y el de 33 razones...pero sin dudarlo me quedarĆa con el de MarĆa MartĆnez y el de Neira, tengo que hacerme con estos dos libros!!!!!!!!
ResponderEliminarBesitosss
Me encanta eeta entrada. Me ha hecho revivir escenas preciosas que quiero volver a leer.
ResponderEliminarYo aƱadirĆa besos y no pararĆa.
Un beso!
Me salté algunas, porque aun no leo los libros, pero, las que leà me gustaron mucho.
ResponderEliminarSaludos. xD
Hola! Me ha encantado, dese luego puedes hacer esta sección permanente, jejeje
ResponderEliminarHe leĆdo todos los besos menos el Ćŗltimo, y menuda selección, los hay dulces, con tensión, apasionados, tristes, cada uno inolvidable
Lo dicho, estupendos!
Un beso ^^
S
Genial!! deberĆas hacer de esto toda una sección.
ResponderEliminarlove it!
El beso entre Lou y Will....aĆŗn lloro...
ResponderEliminarMe encantó la idea
Muchos besos
¡Hola! ¡Me ha encantado la entrada! La verdad es que nunca me he planteado los n¡mejores besos que he leĆdo, pero, si tuviera que decir alguno, tambiĆ©n dirĆa el de Yo antes de ti. Esa escena es preciosa^^.
ResponderEliminarUn beso n.n
Solo he leĆdo Yo antes de ti y me gusto la escena.
ResponderEliminarBuena entrada.
Besos
Hola guapa!! que bonita selección de besos :) me han parecido todos de lo mejor aunque me quedo con el de "bajo la misma estrella" Gracias por compartirlo. Besos!!
ResponderEliminarQue bonito artĆculo! Estoy maravillada con tu blog! Felicidades por el gran trabajo que haces! Yo necesito ir a tu paĆs a clases de "como hacer un buen blog y no morir en el intento " jajajajaja te aseguro que iba yo a ser tu alumna mĆ”s estudiosa.
ResponderEliminarMe quedo con el Beso entre Caleb y Savannah de Cruzando los lĆmites.